A propósito de su visita en la CDMX por invitación de Stay Curious Club, Dahlia nos compartió agudas y calurosas perspectivas sobre temas importantes para la escritora.
El pasado 22 de julio 2023 nos dimos cita en el Museo Franz Mayer para hablar con la escritora y activista Dahlia de la Cerda, invitada de honor por el proyecto autogestivo Stay Curious Club. En dicha conversación, moderada por Tania Ramos Beltrán y su servidora, compartimos muchas inquietudes sobre el ecosistema editorial y aquello que nos intrigaba saber sobre el proceso de su primer libro: Perras de reserva (2022) publicado por Sexto Piso; que, además, ya va por su quinta reimpresión. Pero la charla no quedó ahí, ya que después tuve la oportunidad de entrevistarla en la suntuosa Biblioteca del Museo Franz Mayer.
Nos compartió sobre los menesteres del ecosistema editorial, su labor como activista de base en Morras Help Morras y su postura acerca de los feminismos. Porque no todos los días tenemos en vivo y a todo color a las autoras con las que conectamos a la hora de leerles.
Sobre la escritura y el sector editorial en México
Cristina Cruz (CC): ¿Consideras que hay un abordaje diferente entre la escritura de una autora y un autor, o crees que sólo se trata de una distinción sexista?
Dahlia de la Cerda (DC): Pienso que sí hay una mirada distinta, no solamente de las mujeres, sino de otras cosas que te atraviesen. No se tiene la misma mirada del amor si eres una mujer blanca de clase alta, heterosexual, que si eres una mujer negra lesbiana. Tampoco tienes la misma visión del amor si eres una mujer neuro-divergente. Si tenemos que generalizar, yo he notado que las mujeres tenemos otra mirada respecto a la maternidad y los cuidados, por ejemplo. Es un estereotipo sexista cuando se afirma que estos temas no eran relevantes o que las mujeres escriben pura sensiblería o pura emotividad. Principalmente cuando se hacía para minimizar el trabajo o la mirada femenina, sin embargo, hay mucha potencia en esta discusión.
CC: ¿Consideras que hay un ecosistema cultural propicio —a través de becas, concursos y convocatorias—, para incursionar o comenzar tu carrera profesional en la escritura?
DC: Sí, con sus matices. México tiene un gran programa de mecenas que son los estímulos a la creación literaria como PECDA, FONCA y el Sistema Nacional de Creadores del Arte. Aunque debería haber algunas adecuaciones para que el piso fuera parejo para todo mundo, y se tengan entonces las mismas oportunidades de solicitar las becas y ganarlas. Difícilmente podría afirmarse la existencia de este tipo de becas (al menos no tengo presente alguna en otro país de América Latina), donde te proporcionen dos salarios mínimos por un año para escribir y entregar el borrador, sólo para que te dediques a la creación artística. En México, fácilmente puedes hacer carrera literaria mediante el Estado si te disciplinas. En 2012 empecé a solicitar becas cada año hasta el 2023.
En algunas ocasiones ha pegado y en otras tantas me han rechazado, pero la disciplina ha hecho que me seleccionen. Aunque también hace falta cerrar la brecha y que haya condiciones para que todas las personas sepan cómo redactar un proyecto, sepan cómo hacer una carpeta que sea congruente con su proyecto y que convenza al jurado. Que haya cuotas, incluso para que estén designados los apoyos para poblaciones LGBTIQA+ y naciones originarias. PECDA y FONCA ayudaron muchísimo en mi carrera, no solamente económicamente, también para tener la posibilidad de tallerear mis textos con escritorxs de muchísima experiencia.
CC: ¿Nos puedes compartir un poco sobre tus proyectos en puerta?
DC: Trabajo en un libro de relatos y todos son sobre el aborto. Son del mismo universo de Perras de Reserva, pero el eje principal no es el aborto, sino que es un suceso más en la vida de las mujeres. Sobre cómo un tema como el aborto te puede atravesar distinto si eres una turista norteamericana que viene a México para abortar a unos búngalos de lujo, o, por el contrario, una chica que tiene que pedir un día laboral para hacerlo, o si se trata de una trabajadora sexual que debe dejar de trabajar 15 días porque una de las indicaciones es no poder tener relaciones sexuales.
Y estoy escribiendo un diario de escritora porque he tenido muchas reflexiones no solamente sobre el ambiente literario y el sistema del libro, sino sobre mí misma y cosas que yo desconocía; de pronto haces de la precarización y la austeridad tu resistencia. También sobre lo tóxico del ambiente literario, desde los escritores, editores y la gente que trabaja en la cadena del libro, y cómo todo eso es tan distinto de las personas que realmente hacen el ecosistema del libro, como los clubs de lectura y las lectoras; además están las librerías independientes, y cómo a veces hay más solidaridad y empatía de su parte que de las ferias del libro.
Sobre el activismo como trabajo y su labor en Morras Help Morras
CC: ¿Cómo ha sido sostener económica, física y emocionalmente a una colectiva como Morras Help Morras?
DC: El reto principal es económico. A no ser que tengas una fuente de ingreso estable, ni precarizada ni austera, no podrías dedicarte al activismo de tiempo completo, sin que ello implique un desgaste físico, emocional y físico más pronunciado. Necesitas buscar recursos en la filantropía internacional, pues existen muy pocos fondos que tienen donativos multianuales. Los fondos para activistas, a través de las convocatorias, hacen que cada año se inauguren los juegos del hambre y ponen a competir a las colectivas por esos recursos. Y no sólo eso, son pocos los que dan apoyo general, ya que la mayoría de los fondos —aunque saben que llevas un año, cinco, 10 o 15 años trabajando y dando resultados específicos—, te piden presentar un proyecto. Entonces, las activistas estamos constantemente destapando un hoyo para tapar otro. Presentando un proyecto para sostener la organización. El siguiente reto es ver el activismo como un trabajo; entender que hay personas que le dedican seis, ocho o 12 horas. Que hay personas que lo realizan desde la “ilegalidad”, como las mujeres buscadoras que van y se meten a terrenos a escarbar para buscar fosas.
Además, están poniendo en riesgo su vida y su libertad. No solamente tienen al gobierno encima, también a las organizaciones multicrimen amenazándolas. A lo mejor el recurso no les va a solucionar la vida, no les va a facilitar que encuentren más rápido acceso a la verdad o a la justicia, pero sí va a garantizar que tengan las condiciones materiales para seguir trabajando… que puedan dejar sus trabajos, sin que esto implique precarización, y dedicarse a buscar a sus hijas e hijos. Y que las organizaciones entiendan que esto es un trabajo, y que hacer convocatorias por proyecto o anuales no nos ayuda como activistas. También que reduzcan la burocracia. Empezar a ver el dinero como una herramienta que puede dar las condiciones materiales para que trabajemos en condiciones de dignidad.
CC: Por otro lado, hay una agenda pro-vida o antiaborto con fuerte presencia en México a nivel económico, empresarial y político. Desde tu experiencia, ¿cómo se batalla con este panorama?
DC: Con los antiaborto o los providas siempre se trata de una piedrita en el zapato, pero pienso que no serían tan poderosos como lo son en este momento si los hubiéramos tomado enserio desde que era gente que rezaba. Porque pensábamos: es gente que reza, ¡es inofensiva!; pero esa gente que reza se politizó. Se convirtió en una fuerza política y electoral. No solamente es un electorado importante que te puede dar el triunfo como en Brasil o Estados Unidos, sino también es gente que está tomando decisiones en las trincheras del país como en los congresos. Considero que los subestimamos. Ya nos dimos cuenta de que tienen poder político y contrarrestarlos cada vez ha sido más difícil por dos razones: una, se saben organizar. Yo tengo mucho tiempo analizándolos, si tú ves a esta banda; no importa si son cristianos, evangélicos, católicos y ateos, si están en contra del borto todos se unen y se enfocan en eso.
Ellos tienen sus discusiones teológicas por temas como el sexo, porque para los evangélicos es una cosa y para los católicos otra, sobre todo el tema del placer. Pero para el aborto todos están de acuerdo. Todos se organizan.
Y segundo, porque las personas progresistas o que defendemos los derechos humanos hay mucha desunión. Puede haber algo que nos fracture e incluso sean capaz de vender los derechos. Por ejemplo, las feministas transodiantes al afirmar que prefieren no tener el derecho al aborto, que tener una ley que diga: “para mujeres y personas con capacidad de gestar”. Entonces, de este lado, los movimientos se pueden fracturar más fácilmente. También las feministas estamos muy renuentes a tener participación política, entonces, si nosotras no apoyamos a otras mujeres que traigan una agenda congruente con los derechos humanos o no nos involucramos en la vida política, lo van a ocupar personas como Teresa Castell o Sandra Cuevas. Porque esos espacios están ahí y son cuotas de género.
Los feminismos en México: entre las etiquetas y los desacuerdos
CC: En otras entrevistas has sido muy incisiva en hacer la distinción entre quienes militan en los feminismos y quienes únicamente se apropian de la etiqueta feminista. ¿Cómo ves el panorama actualmente?
Pienso que el feminismo es un movimiento político y necesita acción política. Y con esto no necesariamente tiene que ser que estés involucrada en la vida pública, o en puestos de toma de decisiones, en el ejercicio público o en cosas como el activismo de base. La política puede ser un montón de cosas; como la generación de estos espacios de lectura y hacer jornadas para compartir conocimientos con otras.
Las que acompañan de forma independiente o con alguna colectiva. Las mujeres que están buscando a sus hijas e hijos desaparecidos son una fuerza política o están haciendo militancia, aunque no se consideren feministas. A mí lo que me molesta es que se toma el feminismo como un performance, como parte de su estética. Muchas influencers que han expuesto mujeres al acoso o las han revictimizado colgándose el estandarte feminista, haciéndolo una estética.
CC: Si partimos de lo polarizado que está el panorama entre los feminismos y dejamos de lado la propuesta de la conciliación o diálogo para posturas en total desacuerdo. ¿Qué podemos hacer para desarticularnos de discursos anti derechos?
Pienso que, abortar la idea de qué todas debemos estar juntas en el mismo barco para hacer la revolución. Podemos ir en distintos barcos y seguir luchando en el feminismo. No tenemos que estar de acuerdo, ni obligarnos a estarlo. Ni tenemos que estar juntas, ni tenemos que estar por nuestro lado. Podemos encontrar nuestra manada de dos, de 10 o de 100. Creo que debemos hacer el ejercicio de nuestros negociables y no negociables y trabajar desde ahí.
CC: ¿Qué recomendaciones les darías a las jóvenes generaciones que desean acercarse o están curiosas sobre el feminismo y cuya fuente principal de acercamiento son las redes sociales?
DC: Yo les recomendaría que se acerquen a espacios formativos digitales que tienen una perspectiva interseccional, que tratan de entender que somos mujeres y que estamos atravesadas por el sexismo pero que también hay otros ejes de opresión como tu orientación sexual, tu colore de piel o nivel socioeconómico. Que traten de buscar diversidad de ideas, de feminismos y que escuchen. Tengo mucha confianza con las nuevas generaciones, me han resultado bastante sorpresivas pues los centenials ya me han hecho comentarios de tía; como que en estos tiempos la orientación sexual ya no es algo se pregunte (tía siéntese). Es importante que las nuevas generaciones no se dejen contaminar por discursos anti derechos.
Agradezco infinitamente a Tania Ramos Beltrán y a sus compañeras de Stay Curious Club por permitirme ser parte de este espacio de encuentro con la escritora Dahlia de la Cerda. Y les invito a seguir de cerca todas sus actividades porque algo que saben hacer muy bien es hacerte sentir apapachada y abrazada por sus espacios de encuentro. Larga vida para los círculos de lectura hechos por morras.
Experta invitada
Dahlia de la Cerda
Escritora y activista de Aguascalientes, México. Filósofa de profesión. Ha sido becaria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Aguascalientes (PECDA) y del Programa Jóvenes Creadores del Fonca. Ha recibido varios premios literarios y sus obras han sido traducidas a múltiples idiomas. Además, es cofundadora y codirectora de la colectiva feminista Morras Help Morras y colabora en dos podcasts: Escribe como morra y Morras vs fundamentalismos.
Entrevista
Cristina Cruz
Diseñadora, escritora y colaboradora en medios y proyectos especializados de arquitectura y diseño. Dirige el proyecto autogestivo Umanas, encuentros afectivos sobre el VPH y se desempeña como editora en jefe de Coolhuntermx.com. También es docente en la carrera de Comunicación Visual en CENTRO y colabora con la plataforma internacional Kultura Con.
Edición
Marshiari Medina
Editora de Stay Curious Club, es madre a tiempo completo, directora de la iniciativa socioambiental Proyecto Tropósfera, además es escritora y collagista. Aficionada al chocolate, vive en una geometría cósmica hecha de mundos gobernados por lógicas pop no-euclidianas.